Como  equipo de asistencia de la APCVC hoy nos encontramos ante el desafío de transmitir algo de lo vivenciado para compartir nuestras afectaciones de una clínica singular en tiempos de pandemia. Lo singular acontece, no por lo único, sino por el trabajo que hicimos  y hacemos  para sostener nuestros espacios como equipo de asistencia en una discontinuidad efecto de la situación.

Este año 2020 comenzamos y dimos continuidad a  nuestras habituales reuniones a través de una plataforma virtual, espacio en el cual fuimos compartiendo en el entre cómo íbamos sintiéndonos al enfrentar una situación que nos afecta a todxs. Reflexionamos acerca de  las posibilidades  y los límites de una nueva modalidad de encuentro con nuestros pacientes mediatizada por la virtualidad como único modo posible.

Dar paso a nuestras afectaciones y sus efectos desde nuestro rol profesional, tenía que ver  primeramente con reconocer que también estábamos y estamos atravesadxs por esas fuerzas, que al igual que los pacientes, nos moviliza  desde lo político, social, familiar e institucional.

En nuestro rol profesional estos tiempos nos confrontan  con la necesidad de armar  nuevos dispositivos de trabajo, el uso de la virtualidad irrumpe como única alternativa posible para sostener el vínculo terapéutico. Analistas y pacientes tenemos que encontrar algo nuevo, algo distinto. 

Asì, en la detención, de la  demora en las urgencias, de la  conexión con la incertidumbre, con  lo impensado y lo caótico de la situación,hacen que nuestras intervenciones estén orientadas hacia la disponibilidad de estar allí. Lo terapéutico en estos momentos está en línea con el acompañar, tener una mirada atenta a lo singular de la situación, la manera de habitarla, estando implicadxs en ella.

Como terapeutas vinculares, en los tiempos por vivir, los afectos nos atraviesan  al igual que a nuestros pacientes- tomando las palabras de Janine Puget- como mundos superpuestos, zona de mundo común, que plantea nuevos desafíos éticos y técnicos. Algo en la clínica irrumpe y se plantea discontínua.  La novedad, la incertidumbre,  lo acontecimental se presentan como situaciones de emergencia cotidiana para la escucha.

Desde la lógica vincular estamos atravesando situaciones con un otro antes impensadas, esto nos está pasando y no nos sirve tratar de asimilarlo a otras realidades experimentadas en otros tiempos en vincularidad, esto no es semejante a nada que hayamos vivido. Este hecho que irrumpió en nuestras vidas consideramos que puede devenir catastrófico, traumático o acontecimental de acuerdo a como fue y es  vivido por quienes consultan y a lo vincular e institucional que le da sostén. 

Estamos inmersos en un mundo de incertezas, desigualdades y vulnerabilidades que promueven reacciones solidarias pero también reacciones negativas, el otro, el próximo puede ser portador del virus. Aparecen situaciones de injuria, segregación y crueldad. La potencialidad creativa y depredadora del ser humano parece ponerse  de manifiesto en todo su esplendor en época de pandemia y se manifiesta en forma clara en los vínculos humanos y con el medio ambiente  del que formamos parte.  

Esta realidad en donde tanto peso tiene el riesgo de contagio que nos obliga a quedarnos en nuestros hogares y que de algún modo nos confronta con la finitud de la vida, parece también haber despertado la necesidad de comunicarnos y    apuntalarnos en lo vincular. No somos uno sino que somos uno con  otro-s

La Coyuntura por la cual estamos atravesando despierta y requiere a la vez de intervenciones novedosas. Plantea interrogantes, lecturas y una clínica particular acerca de la cual intentamos reflexionar. 

En ocasiones   la angustia  y el miedo tomó un lugar preponderante. En otras, se  pudo parar  un intenso ritmo  de vida, desconectado de los afectos,  y este nuevo tiempo permitió conectar  con  necesidades propias y vinculares. A veces intentando sostener algùn mandato de productividad frente al aislamiento, hacer , estudiar , hacer sin reconocer la discontinuidad. Era siempre lo necesario? o a veces se presentaba como una vìa de escape para  conectar con lo que èsta situaciòn generaba? 

En otras ocasiones podemos encontrar aparentes reacciones acomodaticias, salidas creativas, vínculos que se potencian,  relaciones de presencia donde antes eran  nominales. Vemos situaciones de parejas que en estos tiempos parecieran haber conseguido cierto equilibrio, como si lo acontecimental hubiera propiciado un espacio promoviendo encuentros antes impensados.

Lo que estamos percibiendo es que la vincularidad cobra mayor fuerza de sostén en estos momentos, con más regularidad y necesidad del encuentro con un otro aunque sea mediatizado por la virtualidad. Generar un espacio, un entre, que posibilite poner en palabras algo del orden de lo acontecido.

Resulta difícil pensar en una clínica que se presenta  diversa como los vínculos que nos ocupan, una clínica que está siendo en permanente movimiento. Pensamos que  la clínica hoy puede ser una oportunidad para ampliar el pensamiento, oportunidad para pensar el común cuidado de los vínculos.

La Clínica Vincular en Tiempos de Pandemia