Pensando lo amoroso como posibilidad en la clínica vincular

Equipo de Investigación en Clínica Vincular APCVC 2019

Coll, Ana; Gigena, M. del Carmen; Kowadlo, Luisa; Leporati, Adriana; Orortegui, Patricia; Santiago, Graciela

«Tal vez estamos en el mundo para buscar el amor,

encontrarlo y perderlo una y otra vez.

Con cada amor volvemos a nacer

y con cada amor que termina, se nos abre una herida.      

Estoy llena de orgullosas cicatrices».

Isabel Allende

En un trabajo que elaboramos hace tiempo acerca de la construcción del vínculo de pareja decíamos: (Kowadlo, L. y otros. 2001) “En la constitución de la pareja convergen lo pulsional, lo cultural y la presencia del otro que desde su ajenidad se impone. La pulsión demanda satisfacción, se topa con la ley de la cultura que dictamina el tabú del incesto. Esta interdicción orienta el deseo hacia la búsqueda de otro ilusoriamente complementario con quien satisfacerse. En esta dirección el otro vendría a completar la carencia, la ausencia, la falta. Pero el encuentro con el otro ofrece algo que excede la representación”.

Pensando sobre las problemáticas de nuestra práctica en la clínica vincular, asistimos a lo intenso de un funcionamiento pendular que va y vuelve del amor al odio.  

Destacamos el desarrollo tecnológico, las redes sociales, los medios de comunicación que permiten la visibilidad de diversos modos violentos de vinculación, así también, en nuestra tarea se despliegan, con menos veladura, palabras, gestos, desestimación, manipulación, agresiones, más del orden de lo obsceno.

El odio ligado a la crueldad a la que hoy asistimos en ciertos vínculos, el goce por el sufrimiento del otro, los aspectos tanáticos en juego, los vínculos pasionales, donde el sufrimiento es excesivo, nos convocan a estas reflexiones.

Será parte del trabajo analítico poder rastrear los avatares del vínculo que produjeron ese debilitamiento de lo amoroso, avatares que, al modo de la caja negra de los aviones, están ocultos y son los que brindarán la posibilidad de dar sentido a lo que hoy aparece.

Hablamos de sufrimiento excesivo, porque el sufrimiento está siempre en juego en el devenir de los vínculos. El exceso de sufrimiento es un riesgo, porque ante el exceso se puede, vía desinvestimiento, restringir o anular la relación con el otro. (Gomel, S; Matus, S. 2011)

Estas situaciones nos colocan en nuestra función como analistas, muchas veces en el lugar de lo imposible, ya que las intervenciones suelen ser desestimadas, tomadas por uno u otro “como agua para su molino”, desechando la posibilidad de pensar juntos.  

Entonces, frente a estos obstáculos en el quehacer terapéutico, nos interrogamos, ¿Qué los mantiene juntos? ¿Qué hace ligadura en ese sufrimiento? ¿Cómo bordear ese imposible y poder intervenir en ese funcionamiento? ¿Cómo poder salir de tanto malestar?

Como decían nuestros maestros, podemos comprender porque se separan, pero se hace necesario trabajar la complejidad   del estar y permanecer juntos.

Esto nos lleva a recuperar lo amoroso como lo posible que sostiene en el tiempo a la pareja. Probablemente “no los une sólo el espanto”.

Lo amoroso también, podemos pensarlo como sostén frente a la amenaza de abandono, soledad, desamparo.

Lo amoroso, palabra inquietante y misteriosa de la cual mucho han dicho los poetas y escritores.

Rosa Montero (2007): “El amor no es sino la acuciante necesidad de sentirse con otro, de pensarse con otro, de dejar de padecer la insoportable soledad del que se sabe vivo y condenado. Y así, buscamos en el otro no quien el otro es, sino una simple excusa para imaginar que hemos encontrado un alma gemela, un corazón capaz de palpitar en el silencio enloquecedor que media entre los latidos del nuestro, mientras corremos por la vida o la vida corre por nosotros hasta abarcarnos”.

¿Qué podemos decir nosotros como analistas?

Podríamos comenzar diciendo que lo amoroso surge en un encuentro, un acontecimiento que irá a dar lugar a una construcción conjunta.

Badiou (2011) “El amor impone a pesar de todo que se confronte a dos figuras, a dos posturas de representación diferente. El primer elemento es la diferencia, se trata de un Dos. El encuentro entre esas dos diferencias es un acontecimiento, algo diferente. Esa sorpresa pone en marcha un proceso, una experiencia, es una construcción, es una vida que se hace no desde el Uno sino desde el Dos. El amor no se resume al encuentro, sino que se realiza en la duración, que es una construcción”

Tenemos ante nosotros, en sesión, una escena que dice mucho más, a veces de lo que hablan y expresan. Son esas situaciones donde podemos detectar esos aspectos de lo amoroso existente en la pareja.

Hacer trama y estar con el otro es todo un desafío donde el amor se va tejiendo, recorrido de construcción permanente que no se hizo de una vez y para siempre, ni se agota en el encuentro inicial.

En nuestra función como analistas, trabajando con lo posible en un vínculo atravesado por tanto sufrimiento, rescatamos al amor que al decir de Badiou es la reinvención de la vida.

Bibliografía:

  • Allende, I. (2009) Paula. Ed. De bolsillo
  • Badiou, A; Truong, N. (2011) Elogio del Amor. Ed. La esfera de los libros.
  • Gomel, S; Matus, S. (2011) Conjeturas Psicopatológicas. Clínica Psicoanalítica de Familia y Pareja. Psicolibros. Ed.
  • Kowadlo, L. y otros. (2001) El encuentro en la Pareja, un acontecer vincular.
  • Montero, R. (2007). Bella y Oscura. Ed, Seix Barral

Actas de Jornada anual Teórico-Clínica APCVC. Córdoba

Pensando lo amoroso como posibilidad en la clínica vincular